domingo, 1 de enero de 2017

Belén en la Casa Amparo



               Situado en el zaguán de la Residencia Municipal Casa Amparo (c/ Predicadores), cuyas paredes están decoradas con algunos cuadros que parecen decimonónicos o de principios del s. XX, presumiblemente de benefactores, y dos placas honoríficas.



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Lado izquierdo:


En recuerdo de sor Concepción Otín Lozano.

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Lado derecho:


En recuerdo de sor Mª Mercedes Pérez Llantada.
 

          Lo que más me gusta es el cuadro barroco de la Virgen del Pilar, supongo que procedente del antiguo Convento de Santo Domingo (fundado en 1260 y construido en su mayor parte en el siglo XIV), cuyos restos fueron remodelados para construir este edificio y los anexos.

No le iría mal una limpieza experta.
 
          El estilo pictórico, la indumentaria del personaje orante (probablemente es el mecenas del óleo) y la posición del manto de la Virgen indican la antigüedad de la representación. Antes de mediados del siglo XVIII, concretamente de la construcción de la Santa Capilla (1765) o Camarín, el manto cubría gran parte de la imagen: al principio sólo dejaba al descubierto las cabezas y después se fue bajando. Se trataba de mostrar parte de la columna.  


El marco está decorado con conchas de Santiago o peregrinas.


Imágenes encadenadas. Los dos ángeles de plata fueron un regalo de Felipe II.



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Ahora sí que vamos al Belén. 


          Lo decoran las religiosas de la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl con ayuda de sus voluntarios. Algunas piezas datan de cuando había un orfanato en este edificio.




          Desde 2011, cada año se añaden algunas figuras nuevas que representan a personas significativas para la residencia. Las dos monjas juntas son sor Inés Layana, anterior superiora, y sor Josefa Martínez, que se encargó durante años de la disposición del Belén. También aparecen Pilar Catalán, la técnico sociocultural que fue responsable de las actividades de la Casa Amparo, y dos voluntarios (uno lleva a una residente en silla de ruedas y otro acompaña del brazo a otra anciana).


 
           Este año la figura nueva homenajea a la recepcionista María Luisa, jubilada el año pasado y que posee el mérito de ser la trabajadora que más tiempo ha pasado en estas instalaciones. Está apoyada sobre la mesa amarilla y lleva un teléfono en la mano (en la foto anterior).

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En la parte derecha se ve una cazuela.


          El contenido de esta cazuela cambia cada día porque se llena con un poco de la misma comida que comen los residentes. Parece que este 29 de diciembre tenían de menú sopas de ajo o algo similar.


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