domingo, 10 de enero de 2016

Cuarto y mitad de convento


          Esto es lo que pasa cuando te cargas medio convento barroco para construir un bloque de viviendas y dejas un callejón ciego y escondido: algunos lo utilizan para hacer sus necesidades fisiológicas, botellones y otras actividades lúdico-festivas ilegales y molestas.

 
Los bancos se agradecen a la hora de emborracharse cómodamente, que el suelo está muy frío en invierno




Se conserva parte de la policromía

Desde el otro lado



          En tiempos fue territorio yonki las 24 horas, non stop; ahora por el día es el lugar donde los pedigüeños profesionales del supermercado cercano (con permiso legal de éste para ejercer allí su oficio heredado) van a cambiar el agua a las aceitunas, entre otras cosas. Creo que si no fuera por las descargas y la presencia de los compradores, aquello volvería a ser el salvaje oeste.


          Desahogo personal: cuando hice estas fotos, uno de tales menesterosos (que tienen poco menester de nada, y sí poseen unos móviles y unos pingües ingresos al día sin impuestos que ya quisiera cualquier currante) se me acercó con mirada aviesa, por no decir amenazante, como si estuviera invadiendo su terreno y tuviera más derechos que yo. ¡Ains! Ignorarlos e ir a mi bola funciona por el momento.



          La Iglesia de Santa Teresa de Jesús y el Convento de las Carmelitas Descalzas (conocido como Convento de las Fecetas), en la calle de la Salina, es/era una joya del siglo XVII, con su huerta, sus habitaciones, su claustro y su iglesia. A causa de su declive, los intereses urbanísticos derruyeron parte del claustro y no pudieron más porque en 1970 el conjunto de iglesia y convento (ya sin huerta y creo que también sin habitaciones) fue nombrado Monumento Nacional. En 1972 la Dirección General de Bellas Artes propuso la construcción, a su lado, de un edificio de viviendas no muy alto y de ladrillo para que fuera armónico con el convento y la iglesia. Un año después, cierta empresa inmobiliaria con nombre de saneamientos compró los terrenos, echó a las monjas y construyó un enorme búnker de cemento y hormigón que oculta el monumento y afea la plaza de Europa. En 2002 el conjunto religioso fue declarado Bien de Interés Cultural. En 2016 la zona medio destrozada sigue siendo (y será) un sitio donde son inevitables el control constante y las reclamaciones vecinales.


          Es cabreante ese gusto de los de arriba por aprobar la realización de chapuzas urbanísticas y cargarse el patrimonio, y además con impunidad legal.

El claustro y su pozo. El reflejo del sol “anula” el edificio de viviendas y no parece tan encajonado




A través del arco del pozo

Un edificio no muy alto y de ladrillo... Sí, sí



 Fotos de noviembre de 2015. En Panoramio tengo otras de 2010. 

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Añadido de marzo de 2016


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