sábado, 7 de diciembre de 2019

Libera un peluche


Enero de 2019, en la calle Libertad.

  Posiblemente la bufanda roja iba anudada a un cuello cuando la pusieron en el balcón.


 
           Me da la impresión de que, con la cleptomanía mediterránea que nos caracteriza en los espacios públicos, los peluches en adopción no duraron mucho tiempo ahí.



Detalle. La cajetilla de tabaco no forma parte de la performans proadoptiva, a no ser que los tiernos juguetes escondan un lado oscuro.




El peluche rosa, que parece ahorcado, le da al conjunto un tono inquietante que desaparece con el bichejo verde haciendo puentin. Al perrico de abajo parece que le da miedo saltar, aunque está a un paso del suelo. Para mí, la estrella de la composición es el chucho pulgoso; sólo le falta concluir: “Llévame contigo (a mí y a mis pulgas) y nos rascaremos juntos”.


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