Texto
situado en la bajada al embarcadero del Frente Fluvial, donde antes
había unas jardineras mal cuidadas que servían de nido a algunas
aves. Fotos del mes pasado.
Casi
se me saltan las lágrimas de la emoción: ¡una pintada con números
romanos! Sólo le ha faltado el semper para ser perfecta.
No
importa si ha sido por ganas de diferenciarse, por pedantería
juvenil o por puro aburrimiento. Considerando las barbaridades
ortográficas que se ven en las paredes, esto restaura
momentáneamente mi esperanza en el futuro de la especie.
Confieso
que me ha recordado al “Romanes eunt domus” de La vida de
Brian.
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