Fotos de marzo y julio de
este año.
-¡Rediós, Mapi! ¿Ánde sa ido
la Pilara?
-No sé, Cuca. Li ofrecido la
mano y si ha tomau el brazo entero.
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-¡Hala, maña, qué morro!
¡Vaya vacaciones!
-Que mestau haciendo un
liftin.
-Mándame un guasap con el
teléfono, co, que yo también quiero unos arreglicos.
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La escultura “Complicidad”,
situada en la calle Gran Vía, es una versión de las tres Gracias con una vida
azarosa: en 2009 se retiró para instalar el tranvía y recubrir el Huerva. En
mayo de 2011 volvió con un pedestal nuevo. En marzo de 2016 una máquina de
podar arrancó accidentalmente una de las figuras. En junio de este mismo año se
trasladó la obra a un taller para su reparación y a finales de julio se volvió
a poner. La empresa del tranvía pagó la restauración.
Con todo el respeto para el
escultor, pero si hubieran sido tres robustas mozas rubensianas y no esas
flacuchas, esto no hubiera pasado. Ni camiones podadores ni cierzo de enero.
Una cosa es estar delgado y
otra el ensalzamiento de lo extremado (especialmente con el cuerpo femenino
joven), que recuerda a los tiempos difíciles, en los que sólo estaban escuálidos
los enfermos y los hambrientos: pobres, víctimas de la postguerra, de los
campos de concentración, etc. ¿Es, acaso, un aviso de lo que nos viene y
deberíamos empezar a acumular reservas?
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Desahogo personal. A partir
de aquí puedes dejarlo:
Es desesperante observar a
diario la tiranía sobre el cuerpo y la mente de las mujeres, y cómo se intenta/logra
manipularlas con el truco de crear productos y actividades exclusivos para
ellas, que las hacen sentir más femeninas, más mimadas y como miembros de un
club donde nadie más tiene cabida.
Todas estas modas están
destinadas a controlar y explotar económicamente a la mitad dominante del
planeta: hay más mujeres, ergo, cuantitativamente consumen más; si los
productos para ellas son más caros, el beneficio es mayor.
Curiosamente, las féminas
cobran menos sueldo que los varones, pero tienen que pagar bastante más por
productos que cumplen las mismas funciones que los masculinos. Aquí no se
aplica la máxima de que el aumento de demanda abarata los costes.
Pienso, por ejemplo, en las
cuchillas de afeitar para ellas, cuyas únicas diferencias con las tradicionales
son el color pastel y un supuesto diseño adaptado al cuerpo femenino. ¿En serio
las piernas de un ciclista (de cualquier edad y altura) son tan distintas a las
de una mujer? Queridas, espabilad, no seáis tontas: vuestras axilas y todo lo
demás se puede rasurar con las cuchillas de toda la vida, que además son
bastante más baratas.
No pasa nada por no seguir todas
las modas; quienes os critican por no ser borregas, al cabo de no mucho tiempo
se declararán estúpidas por haberlas seguido ciegamente. Es, además, deprimente
comprobar cómo los medios y las periodistas también las defienden a nivel
personal cuando charlan de moda y actualidad en sus programas. No parecen
conscientes de su influencia como personajes públicos, sobre todo cuando no
cobran por hacer esa publicidad. Una cosa es contar la realidad y otra hacer
proselitismo.
El horrible “thigh gap” o el hueco entre los muslos |
Aparte del dinero que genera someter
a tanta población, también produce grandes beneficios sexualizar e infantilizar
a las mujeres. El sexo es un gran negocio a nivel mundial porque los instintos primarios
(como animales que somos los humanos) dominan, independientemente de nivel
social. Lamentablemente siempre es el
control ajeno a la mujer el que decide si éstas van tapadas hasta los ojos o
despelotadas.
Actualmente la sociedad
occidental está hipersexualizada, pero sólo se aprecia en la moda femenina: en
verano, pantalones muy cortos, minúsculos y ajustados para ellas; holgados y
por debajo de la rodilla para ellos, etc. Si quieres que tu hija adolescente
vista un pantalón corto normal, tendrás que cortarle uno largo, porque no lo
vas a encontrar en ninguna tienda.
Por no hablar de lo que
ocurre con la ropa interior en la propaganda que invade nuestros buzones: a
ellos les disimulan sus genitales (que no se note su volumen, sólo los músculos
y la dichosa barba), a ellas se los destacan. Todavía recuerdo el revuelo generado
hace un lustro porque a cierto hombre del tiempo el pantalón del traje le
marcaba más de lo habitual sus partes pudendas. Sin embargo no hay revuelo
porque las mujeres del tiempo van casi siempre con ropa muy ceñida y podemos
notar claramente hasta las costuras de su ropa íntima.
Aparte de eso, creo que la moda la dirigen
misóginos que cosifican y degradan a la mujer, y modistos mediocres que evitan
la dificultad de diseñar y coser para cuerpos con todo tipo de formas. Con
esto, han cambiado la percepción de la belleza en las nuevas generaciones, que
piensan que lo ideal es ser como impone la publicidad, los medios, internet: mujeres
florero, anoréxicas sin curvas o con un cuerpo con estructura de triángulo
invertido (también llamado “de fresa”), que es una aberración estadounidense muy
abundante en sus series televisivas caucásicas (no en las “afroamericanas”. Me
hace mucha gracia esta palabra): pecho enorme recauchutado y caderas estrechas masculinas.
Claro que los gustos
españoles todavía tienen puntos en común con los del resto de América y por eso
nos cansamos de ver culos (diminutos, eso sí) femeniles en primer plano tanto
para anunciar un paté como un tampón. Sexo para publicitar desde detergente o
champú hasta productos de higiene íntima (tener la regla no es precisamente
erótico). ¿Es necesario un puñado de mujeres larguiruchas y ultradelgadas con
tops, minishort y minifalditas-cinturón bailando coreografías ñoñas para
anunciar artículos femeninos o una simple sopa? ¿Realmente alguien “se pone”
cuando se bebe el café para poder espabilarse?
Entrando en temas más
“profundos”, no olvido otras modas tiránicas como el dichoso Punto G o el
multiorgasmo. Cuando un estudio dijo que las mujeres poseían el primero, muchos
(plural general) se esforzaron por saber dónde estaba y cómo extraerle el
máximo resultado, hasta que se demostró que no funciona en todas igual y en
ocasiones ni funciona. Vamos, que no es un botón del microondas, que cada
cuerpo es distinto, del mismo modo que unos somos rubios, otros morenos y otros
pelirrojos.
Respecto al multiorgasmo, otra barbaridad igual: un estudio sacado
de contexto que derivó en que todas las féminas estaban obligadas a tenerlo. Pues
eso, que unos somos diestros, otros zurdos y otros ambidiestros. Que si todos
fuéramos clones, esto sería un aburrimiento total. En fin, imagino cuánto
esfuerzo y frustración por ambas partes, pero especialmente por ellas, dado que
es su cuerpo. Probablemente alguna también tuvo que aguantar críticas porque su
pareja se sentía defraudada y la culpaba a ella.
Por no hablar de la moda de
la depilación púbica, heredera directa de las pelis porno. Al parecer, hace
siglos ya era costumbre entre las prostitutas afeitarse completamente para
evitar las liendres. De aquí pasó a las pelis para adultos, que para muchos
constituyen una fuente errónea de inspiración (¡ay, la eterna confusión entre
realidad y ficción!) y se extendió a la
población general. Auque ha habido fases en la moda: que si depilación
brasileña, que si tamaño de un billete de metro, que si ahora con forma de
corazón y de color verde... Que cada cual vaya como le dé la gana, pero no por
imposición de modas o de autoritarismos ajenos.
¡Hala, mañas! Todas las
chorradas absurdas y perjudiciales para vuestra dignidad y vuestro bolsillo, ¡a
cascala!
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