El Alma del Ebro, de Jaume
Plensa (2008), situada junto al Palacio de Congresos. Al parecer, en un
principio se pensó en ponerla sobre una lámina de agua.
Esta escultura es una de mis
favoritas de la última década, aunque no refleja lo que entiendo por el alma de
un dios fluvial. No creo que la sustancia espiritual
e inmortal de una deidad, especialmente de un río, sea tan plácida y reflexiva:
los dioses son caprichosos, coléricos e injustos.
Imágenes de mayo y junio de
2010.
* * *
Fotos de letras desde el
interior (enero de 2014) en “Contrastes, contraluces e iluminaciones I”: http://vagabundeo-tedioso.blogspot.com.es/2015/10/contrastes-contraluces-e-iluminaciones-i.html
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario