En los planos de principios del siglo XVIII era una de las cuatro calles que rodeaban el Palacio de Fuenclara (junto con las actuales de Torres Secas y Fuenclara), pero en algunos mapas del XIX es ya un callejón sin salida, quizá de ahí el nombre: una vía estrecha que ya no conduce a ninguna parte. A principios del siglo XX se denominó también callejón de la Bruja.
Esa “cosa”
del fondo es la parte trasera del Hotel Alfonso (Coso, n.º 15), otra de esas
nuevas construcciones que están destrozando el encanto del casco, para gloria
de sus autores, que reciben premios por ello.
Ver más imágenes del palacio
en Albergue palatino.
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