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Imagen del mes pasado |
No es sorprendente que algunos viandantes
del Paseo de la Independencia utilicen el relieve del arrabal musulmán como
cenicero, especialmente cuando llueve, que así se apaga mejor el pitillo. No lo
es cuando “los responsables” no se ha molestado mucho en proteger el patrimonio
representado en él, excepto por una capa geotextil que, al parecer, consigue
que unos restos de adobe enterrados (cubiertos, descubiertos y vueltos a
cubrir) a un metro de profundidad soporten toneladas tranviarias y de tráfico.
No sorprende cuando cada fase de construcción de dicho medio de transporte (que
nos ha incomunicado más gracias a la paralela eliminación de líneas de
autobuses) se inició sin control arqueológico por expertos.
No sorprende cuando
la idea inicial era edificar un aparcamiento subterráneo en el Paseo de la
Independencia. Quizá se trataba de eso: no me dejáis hacer mi obra, ergo
destruyo vuestras antiguallas y al final me salgo con la mía porque la próxima vez
que se levante esta vía, los hallazgos estarán tan triturados, que además del
parquin se podrá construir un metro.
Qué se puede esperar si ya destrozaron el
corazón arqueológico de nuestra ciudad para poder dejar el coche cerquita del
Pilar. ¿Qué tienen de malo los aparcamientos de superficie con varias plantas?
Esto me recuerda al situado en la margen izquierda, junto al Puente de Santiago
(abajo: imagen de enero de 2014), que existe porque nadie se atreve a excavar y
toparse con los miles de cadáveres tifoideos de la guerra contra los franceses:
ya encontraron algunos durante la construcción del puente y la asociación de
Los Sitios está al acecho para poder investigar meticulosamente.
Sería genial que “los responsables”
aseguraran y dieran prioridad al estudio y a la conservación (aunque fuera en
otro lugar) de nuestro patrimonio; así recibiríamos más visitas y más
interesantes que las de los “turistas pilaristas”. Pero para eso se necesita
cierto sentimiento patrio no casposo, en el sentido de afecto, salvaguardia y
desarrollo de lo propio. El patrimonio histórico es rentable, como la
protección de la naturaleza, pero será que a algunos no les permite brillar y
enriquecerse al corto plazo que desean.
Recomiendo una visita al Museo Provincial
para ver el mapa de hallazgos arqueológicos (abajo: foto sobrescrita de
noviembre de 2013). ¿No es curioso que en el mismo espacio donde se construyó
el anfiteatro romano, siglos después se levantaran los cines Don Quijote y
Cervantes?
Lo que da de sí una simple
colilla y el pertinaz cierzo que agita las neuronas este diciembre.
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