Todas las imágenes de la escultura de Alfonso I El Batallador son de ayer. |
¡Estoy gozoso! Han limpiado al valeroso emperador, las ruinas de Las Murallas y de La Zuda y me han librado de los humillantes hierbajos que insultaban a mis espuelas, especialmente este año, que se celebra un siglo de la idea de crear esta escultura que me honra y nueve de la reconquista de Zaragoza bajo mi mando.
Sólo resta que me devuelvan el león y, ya puestos, que restituyan a su pajarera del Quiosco de La Rosaleda a esas encantadoras y singulares avecillas (procedentes de tierras incógnitas) que reciben el nombre de diamantes mandarines. De vez en cuando iba a visitarlas y me agasajaban con su plumaje extraño, su respetuosa familiaridad y su canto extravagante.
Mayo de 2015. |
Esta entrada es la continuación de Batallando contra la maleza, Batallando sin defensa y Augustos hierbajos.
Ver los diamantes mandarines en Aussies en las antípodas.
Sobre la escultura ver Monumento al Batallador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario