En
el casco histórico esta mañana. Fotos hechas desde el autobús.
Aún
así, una descerebrada de mediana edad (o una analfabeta que se
perdió las clases para aprender a leer) ha intentado tocarle la
cola. Bastante tiene ya el pobre perro lazarillo con las calles tan concurridas en estas fechas, como para además tener que aguantar
los manoseos.
Que
sí, que los labradores son muy bonitos, pero no es un peluche ni es
tuyo. ¿Te gustaría que un montón de desconocidos te hicieran lo
mismo cuando vas por la calle?
Tantos
siglos viviendo con ellos y todavía no sabemos cómo saludarlos:
pedir permiso al dueño, acercarse despacio, dejar que te huela y,
si nos responde cariñosamente, acariciarlo (mejor por los lados) con
suavidad y mesura, que no estamos haciendo albóndigas. Nunca hay que
tocarlos directamente por encima.
Claramente
en los colegios faltan asignaturas para la vida diaria: primeros
auxilios, normas de convivencia básicas que algunas familias parecen
ignorar y no enseñan, etc.
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