Enero
de 2019, en la calle Libertad.
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Posiblemente la bufanda roja iba anudada a un cuello cuando la
pusieron en el balcón.
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Me
da la impresión de que, con la cleptomanía mediterránea que nos
caracteriza en los espacios públicos, los peluches en adopción no duraron mucho tiempo ahí.
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Detalle. La cajetilla de tabaco no forma parte de la performans
proadoptiva, a no ser que los tiernos juguetes escondan un lado
oscuro. |
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El peluche rosa, que parece ahorcado, le da al conjunto un tono
inquietante que desaparece con el bichejo verde haciendo puentin. Al
perrico de abajo parece que le da miedo saltar, aunque está a un
paso del suelo. Para mí, la estrella de la composición es el chucho
pulgoso; sólo le falta concluir: “Llévame contigo (a mí y a mis
pulgas) y nos rascaremos juntos”. |
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