Los había visto en tiendas,
para indicar si el viento permitía bajar el toldo, pero no en viviendas
particulares. Dado el clima de Zaragoza, deberíamos tener más, junto a los
molinillos de viento que ya abundan en los balcones (en el mío hizo su función
hasta que lo destrozó el cierzo).
Visto entre la calle Clara
Campoamor y el andador Pilar Cuartero.
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