Las cataratas comienzan a
hacer mella en los ojos de las valientes defensoras de la ciudad. ¡Ay, los
retrasos de la sanidad pública!
Tonterías aparte, ¿es que no
había otro sitio donde dejar el chicle que no fuera el ojo de la condesa de
Bureta? La madre Rafols la mira preocupada, mientras que Josefa Amar Borbón
vigila desconfiada.
Las heroínas de los Sitios o Monumento
a Agustina de Aragón, en la plaza del Portillo. Enero de 2014.
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